Hace ya bastante tiempo, fui un ateo positivista, estaba en la primer etapa
de mi adolescencia y tenía la petulancia de afirmar que Dios no
existe y que todo puede explicarse lógicamente, era un autentico
refutador de leyendas, partiendo de la teoría darwiniana de la evolución
trataba de dar una explicación racional a todo, por supuesto que
no era una empresa sencilla, pero con la necedad de la juventud avanzaba
sin mirar demasiado la sucesión casi infinita de obstáculos,
tenía que satisfacer con mis propias deducciones interrogantes de
toda índole, de forma tal que fuera cada vez mas sólida la
estructura de razonamientos, obviamente se me plantearon infinidad de preguntas
de difícil solución, una de las preguntas mas inquietantes
era ¿cual es la esencia de la vida? debía existir sin lugar
a menor la duda un factor común en todos los seres vivos, y en este
factor común debía hallarse la esencia y la respuesta a mi
pregunta. Pues bien analicé el asunto de muchas formas, pero no
llegaba a ningún lado; yo capaz de mantener intensas discusiones
con creyentes que me querían convertir, podía desbaratar
sus razonamientos casi con el chasquear de los dedos, pero en el
fondo yo mismo sabía que a pesar que aparentara externamente solidez,
si en algún momento me enfrentara a alguien de mi altura pero de
la vereda de en frente, encontraría si duda las grietas que le permitirían
derrumbar cual castillo de naipes mi estructura racional, en cierta forma
busca ese refutador, y a la vez me preparaba para ello, entonces el resolver
satisfactoriamente el problema de la esencia de la vida, que era mi más
visible talón de Aquiles, se me convirtió en una necesidad,
cada momento que tenía libre lo dedicaba a razonar al respecto,
esto no fue un asunto de algunos días o semanas como quizás
al principio sospechaba, estuve muchos meses con la obsesión de
encontrar respuesta satisfactoria, transité por muchos callejones
sin salida, en ocasiones me desanimaba pero siempre volvía una y
otra vez... pasaron años y no hallaba respuesta satisfactoria...
Paralelo a este transcurrir del tiempo lleno de cambios, propios de la
adolescencia, y después de haber tenido algunas noviecitas sin involucrarme
sentimentalmente con ellas, me enamoré y como suele ocurrir en la
mayoría de los casos no fui correspondido, naturalmente esto me
produjo un inenarrable dolor interior, mi mente racionalista estaba abocada
a resolver problemas mucho mas urgentes e inmediatos que los de la esencia
de vida, sin embargo la pregunta no fue olvidada sino archivada en algún
rincón de la mente a la espera de una mejor situación para
volver a retomarla; yo siempre queriendo encontrar respuesta a infinitos
¿por qué? sintiéndome horrorosamente mal, como nunca
antes me había sentido, procuraba entender las causas de mi desgracia,
saber cual es el error fundamental que desencadena todo el drama de un
amor no correspondido, por aquella época no me daba que estaba queriendo
mover una montaña empujándola con las manos, además
de sentirme muerto en vida, agotaba con furia mis energías mentales
en encontrar respuestas lógicas a cuestionamientos sentimentales.
Fue así que hallándome sumergido en otros asuntos, casi por
casualidad encontré una respuesta satisfactoria a mi pregunta de
años atrás, el factor común en todo ser vivo, aquello
que tienen en común una ameba, un insecto, un árbol y un
humano, es el instinto de supervivencia, ese eso lo que motiva la existencia
de cada uno de los seres vivos, en verdad suena bastante bien, es esto
lo que motiva a cada ser a alimentarse y a reproducirse, toda la vida de
cada ser invariablemente gira alrededor de este instinto, todos lo esfuerzos
están destinados a lograr el alimento para ser bien nutrido, en
el caso de el humano este instinto es lo que lo motiva a vivir mejor a
buscar la auto superación a incrementar más y más
su propio bienestar, vivir mas y mejor es una meta que siempre esté
un poco mas allá y que está precisamente motivada por este
dichoso instinto de supervivencia. Todos los razonamientos encajan perfectamente
con esta respuesta (aunque la pregunta persiste hasta el día de
hoy, ya que habría que definir al instinto de supervivencia en forma
esencial) sin embargo sin embargo en aquellos días tan oscuros y
dolidos no me alegré casi nada por este hallazgo, ya que tenía
una nueva y mas formidable pregunta sin resolver ¿que es el amor?
Que eso que me motiva a hacer el ridículo inesperadamente delante
de quien sea y recién tomar conciencia de ello mucho después?
¿Que es eso que me hace actuar sin pensar, que me transforma por
momentos en un vil irracional? ¿Que es eso que esporádicamente
emerge desde mi propio interior y me posee tomando el control de mis actos?
¿Que es esa fuerza tan poderosa que logra hacer que actúe
aún en contra de mi mismo? ¿Que es esto que me eleva
al cielo en un instante y me tira al infierno en otro? ¿Que es esto
que me ha quitado todo, hasta las ganas de vivir inclusive? en estas preguntas,
que en realidad eran una sola, estaba enfrascado esta bestia pensante que
ya había abandonado el ateísmo positivista y no era tan racionalista
como antes el orgullo de ser inteligente había caído al piso
de un hondazo en el ojo, la realidad ya la miraba desde otra perspectiva...
Pues bien, fue pasando el tiempo y me acostumbré al dolor interior,
al aceptar que no existe forma de escapar de él me resigné
a convivir con él, y de este modo con mas calma se hizo mas llevadero,
desde el fondo del abismo sobreviví, por suerte la idea del suicidio
la postergué una y otra vez hasta que desapareció, elegí
el camino mas difícil, hice mi mayor esfuerzo por aparentar que
nada había ocurrido, no expresé ningún sentimiento,
no me emborraché, no salí frenético a conquistar nuevas
chicas, tampoco me desahogué escribiendo, ni de ninguna otra forma,
sin saber que era el camino mas difícil me comí todo ese
dolor en silencio sin expresión de ningún tipo, excepto alguna
lágrima furtiva cuando nadie me podía ver, en ese profundo
pesar transcurrió muy lento el tiempo, crecí, crecí
como no lo hubiera imaginado nunca, es mas yo mismo no me daba cuenta de
ello sólo ahora a la distancia puedo apreciarlo. después
de unos años también casi de casualidad encontré una
respuesta que particularmente me gustó: el amor es una degeneración
del instinto de supervivencia, lo normal es que uno se vea impulsado
a buscar todo lo mejor par si mismo en virtud del instinto de supervivencia,
pero el amor lo pone a uno en segundo plano, la persona objeto de mi amor
está por encima de uno mismo, a tal punto que no vacilaría
ni un instante en dar la vida por ella, el instinto de supervivencia se
degenera a tal punto que ya no está aplicado a uno mismo sino a
la persona amada, por ende obtengo mi definición personal de que
el amor es una degeneración del instinto de supervivencia.
Cuando era muy chico veía un programa de divulgación científica
conducido por Carl Sagan llamado Cosmos, en uno de sus capítulos
explicó algo mas o menos así: imaginen un mundo bidimencional
o sea un universo plano y no tridimensional como es en el que vivimos,
los seres des este universo bidimensional conocen de adelante-atras y de
derecha-izquierda pero el concepto de arriba-abajo es algo imposible de
imaginar para ellos; luego tomando una hoja de papel como un segmento de
este universo bidimencional plantea el problema de como verían estos
seres a una manzana, apoyó sobre la hoja de papel una manzana y
especuló sobre como la describirían los seres planos, luego
apoyó la manzana de diversas maneras sobre el papel obteniéndose
muy diferentes huellas sobre el papel, todas las descripciones que hicieren
los seres planos respecto a las hullas se la manzana a pesar de ser muy
distintas eran correctas y a la vez incompletas, así que cualquier
discusión que se planteare entre ellos para determinar cual es la
verdadera descripción de la manzana sería estéril,
ya que están demasiado limitados para entender un concepto tan complejo
como arriba-abajo ni que hablar de lo que es una manzana que es un
cuerpo tridimensional irregular es algo que escapa de la imaginación
de sus mentes planas, este ejercicio mental fue expuesto por Carl Sagan
para dar idea de lo difícil que sería para nosotros comprender
una cuarta dimensión física; y yo uso esta misma analogía
para plantear que no estamos capacitados para dar una definición
del amor que pueda describirlo en forma completa, sólo podemos ver
en parte, análogamente a como los seres planos ven parcialmente
a la manzana apoyada sobre el papel, es por eso que existen tantas definiciones
parciales. Entre la infinidad de definiciones del amor que hay por doquier
me gusta y comparto en particular esta definición bíblica:
Si yo hablase lenguas humana y angélicas, y no tengo
amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios, y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, tal manera que trasladase los montes,
y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de
comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo
amor, de nada sirve. El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca
lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas
se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías acabarán,
y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte
conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto entonces
lo que es en parte acabará. Cuando yo era niño, hablaba como
niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando
fui adulto, dejé lo que era de niño. Ahora vemos oscuramente
a través de un vidrio, mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco
en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen
la fe la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el
amor.
Yo además de esa definición de que el amor es una degeneración
del instinto de supervivencia tengo otros conceptos al respecto. Estoy
convencido que el amor es trascendente, o sea que no se desaparece con
el paso de tiempo, aquello que no es importante o intranscendente se olvida,
muere, desaparece, por lo tanto el amor no desaparece ni muere ni se olvida,
quizás sea que muchas veces se pretende cambiar oro por baratijas,
y se hace pasar por amor a una simple simpatía, el amor es la simpatía
como la luz del sol es a la luz de la luna, una brilla con luz propia,
la otra es un pálido reflejo... luego hay muchos vampiros que le
llaman LA LUZ al reflejo de la luna... Hay atracciones físicas,
intelectuales y espirituales, el amor es abarcativo de los tres sin exclusión
de ninguno, muchas veces se les llama amor a relaciones basadas en el sexo,
en otras se le amor platónico a una atracción intelectual
entre personas que no quieren o no pueden tener contacto físico,
sin embargo sostengo que el amor real va mucho mas allá de la química
sexual y de la atracción intelectual, es algo que también
compromete al espíritu, a la esencia inmutable de cada uno, eventualmente
uno puede estar mas flaco, mas enfermo o mas pelado, uno puede cambiar
de ideología de forma de pensar incluso hasta podría tener
amnesia o enloquecer, pero de seguro lo que no cambiará es el espíritu.
No hay evidencia irrefutable que permita llegar a la conclusión
que el amor es trascendente, pero a mi se me antoja creer el amor nunca
muere, cabe la posibilidad de que esté equivocado, pero lo que es
seguro es que estoy convencido que el amor es inmortal.
No he experimentado aun un amor correspondido, sólo puedo imaginar
como será basándome en lo que cuentan otros y en lo que mi
mente es capaz de proyectar, se que es en extremo difícil de lograr,
de todas las personas que conozco solo le ofrezco mi amistad a una pequeña
minoría, de ese pequeño grupo al que le ofrezco mi amistad
sólo un pequeñísimo grupo mucho mas chico aún
me brinda a su vez su amistad sincera sin hipocresías ni apariencias
baratas, de modo análogo de todas la mujeres que me resultan atractivas
sólo con una minoría logro alguna clase de relación
y de todas ellas me sobran los dedos de la mano para contar de cuantas
me he enamorado, obviamente que mientras mas me enamore mas posibilidades
tengo de encontrar un amor correspondido, el problema es que no soy muy
enamoradizo y tampoco decido por voluntad propia enamorarme de esta o aquella,
así que el asunto está difícil, por dar una idea,
sólo me he de enamorar de una de cada mil mujeres que me resulten
atractivas y por el lado femenino es análogo o sea que siguiendo
en esto de dar una idea matemática la posibilidades de encontrar
un amor correspondido son de uno en un millón, pero sin embargo
soy soñador y tengo el iluso convencimiento de que la próxima
mujer de la que me enamore se enamorará a su vez de mi, a pesar
que las matemáticas y la lógica están en mi contra
me gusta creer que el amor correspondido es algo así como un fantasma
que se esconde en la punta de mi nariz para reírse infantilmente
de mi miopía.